lunes, 1 de noviembre de 2010

Mark Hollis - Mark Hollis (Polydor,1998)


Quizás si Talk Talk hubiera seguido en pie, éste disco hubiera sido el epitafio perfecto para su obra, en la que de momento parece ser la última palabra de Mark Hollis, después de vaciarse en "Spirit of Eden" (1988) y "Laughing Stock"(1991), donde inoculaban al rock clasicismo jazz, folk de cámara y emoción pop todo dentro de un mismo lugar. Bark Psychosis y Hood, soñaron con acercarse de algún modo a semejantes obras maestras, al igual que muchos otros.

El debut de Mark Hollis, se encuadra en un lugar de privilegio dentro de la música alternativa inglesa, sin lugar a dudas, rebosando preciosismo y remanso, llevando quizás a Nick Drake a un nuevo presente,que ahora nosotros podemos contemplar como pasado,pero con un legado futuro completamente intacto a día de hoy. Discos con este sabor tan nocturno, desde la inicial y siempre bella "The Colour of the Spring", a los aires jazz de "Watershed", donde Sylvian y Hollis comparten un mismo lugar, pero la forma de cada uno de "cantar" es ,aparentemente, opuesta. Quizá, Nine Horses es lo que más se acerque a este disco.

Pero hay una especie de contrariedad en el disco, uno siente que está ante la expresión de algo tan íntimo que es inexplicable."Inside Looking Out", es reducirse a lo mínimo y lograr de cada susurro y nota resultados supremos. Inquietante belleza."The Gift" está cercana a "Laughing Stock" y con una base rítmica que me recuerda a las lecciones tomadas por los grupos de Chicago en aquella época posterior a Talk Talk, especialmente The Dylan Group (Tortoise,Thrill Jockey,...).

"A Life (1895-1915)" y la folkie "Westward Bound" , son canciones que parecen sostenerse en el aire, en la nada, inmóviles y ajenas a tí. "The Daily PLanet" , en su inicio me recuerda un poco al "Conference of the Birds" de Dave Holland. El final, con "A New Jersualem" te deja flotando en aguas jazz casi cinematográficas para rematarte dejándote en silencio. Y pocas palabras puedes decir después,mágico,quizás.Pero mejor diremos gracias. Las mismas que a Paul Webb años después por convertirse en el Rustin Man de Beth Gibbons y hacer otro maravilloso disco.El legado de Talk Talk sigue intacto y aún se puede seguir disfrutando.

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